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- Tags: Sol, Piel, Verano, Exfoliación, Hidratación
Seguro que si nuestra piel pudiera hablar, después del verano pediría a gritos…HIDRATACIÓN.
Sol, playa, diversión, relax… todo ello proporciona un favorecedor tono a nuestra piel, sin embargo, el calor, la sal, el cloro, el sudor y las radiaciones solares, agreden a nuestra piel haciendo que esta se encuentre mas frágil, sensible y sobre todo más deshidratada. Por ello, tras la vuelta de vacaciones, es importante prestarle especial atención a su cuidado y seguir una rutina específica que le devuelva toda su luz, hidratación y suavidad.
En tu rutina post-vacacional no pueden faltar estos tres pasos:
1. EXFOLIACIÓN: EL PASO CLAVE
Con ello logramos limpiar la piel en profundidad, y eliminamos células muertas, impurezas y rugosidades. Además, mejora la oxigenación, lo que se traduce en mayor producción de colágeno, formación de nuevas células y mayor captación de agua externa, consiguiendo una piel más hidratada y receptiva a tratamientos posteriores.
Es importante que el método de exfoliación empleado sea el más apropiado para tu tipo de piel. La exfoliación puede ser de tres tipos: física, química o enzimática.
- Los exfoliantes físicos son los más habituales y extendidos en el mercado, donde destaca el uso de geles o mascarillas con micropartículas y los exfoliantes tipo “scrub”. La principal diferencia entre ellos es su textura, ya que, mientras que los primeros son de consistencia tipo gel, los “scrubs” son una pasta arenosa y suelta.
- Los exfoliantes químicos proporcionan una exfoliación más profunda e intensa. Los más habituales son los que contienen AHA (alfahidroxiácidos), siendo el ácido glicólico el más empleado y aquellos que contienen BHA (betahidroxiácidos) donde destaca el ácido salicílico.
- Por último los exfoliantes enzimáticos, proporcionan la exfoliación más suave y segura constituyendo la opción más recomendable para pieles sensibles.
Existen importantes diferencias entre los distintos tipos de exfoliantes y una mala elección puede acarrear problemas, por lo que es importante el asesoramiento de un profesional para elegir el más adecuado para tu tipo de piel.
2. HIDRATACIÓN: EN PROFUNDIDAD.
Además del sérum y la crema de uso diario, es muy recomendable introducir una mascarilla ultrahidratante que nutra y repare nuestra piel tras la exfoliación. Si notas pérdida de luminosidad, decántate por productos que contengan vitamina C, ya que es un potente antioxidante que devolverá la luz a tu piel.
3. PROTECCIÓN: 365 DÍAS DEL AÑO
Aunque los rayos de sol no incidan con la misma intensidad, es imprescindible que sigas protegiendo tu piel, y más si has seguido el primer paso (exfoliación). De este modo evitarás la aparición de manchas y el envejecimiento prematuro de la piel. Existen multitud de fotoprotectores diseñados específicamente para la cuidad, con texturas, formatos y colores para todos los gustos.
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