Los retinoides son una familia de activos cosméticos conocidos por su gran actividad antiedad. Actúan en la epidermis estimulando su renovación y en la dermis incrementado la síntesis de colágeno. ¿El resultado? Arrugas menos visibles, piel más firme y un tono y textura mejorado.
De entre todos los retinoides, el más conocido y usado en cosmética es el retinol, aunque en los últimos tiempos, su primo hermano “retinal” se está popularizando a gran velocidad.
Para que podamos entender las diferencias entre ambos activos cosméticos, es importante conocer su procedencia. Todos los retinoides son derivados de la vitamina A y la forma activa de la vitamina A es el ácido retinoico. El ácido retinoico es el retinoide más potente (se dice que es 100 veces más potente que el retinol). Sin embargo, es mucho más irritante y sus efectos indeseados como el picor, enrojecimiento o descamación son más acusados y frecuentes, por lo que su uso se restringe a indicaciones muy específicas bajo prescripción médica.
El retinol y el retinal los podemos encontrar en multitud de cosméticos y su uso no requiere prescripción médica. Para que estos ejerzan su acción beneficiosa sobre la piel deben convertirse en ácido retinoico.
El retinal se convierte en ácido retinoico en la piel en una sola conversión enzimática (un paso), mientras que el retinol necesita dos conversiones (dos pasos) para convertirse en la forma activa y e aquí la primera gran diferencia entre ambos activos cosméticos. Esta diferencia implica que el retinal sea más potente y más rápido que el retinol (ya que en un solo paso se convierte en la forma activa). Además, en contra de lo que cabría pensar, es menos irritante. No obstante, ambos deben empezar a usarse de forma progresiva y a bajas concentraciones e incrementar la frecuencia de uso según tolerancia.
Otro beneficio extra del retinal es su capacidad antimicriobiana, siendo muy útil en el tratamiento de pieles con tendencia acneica. Sin embargo, es importante destacar que el retinol presenta una gran ventaja sobre el retinal y es que gracias a los años de experiencia (empezó a comercializarse en los años 70) la industria ha ido perfeccionando su formulación integrándolo en una amplísima variedad de productos y lo ha combinado hábilmente con otros ingredientes cosméticos para potenciar sus beneficios y asegurar su máxima eficacia. Sin embargo, el retinal es un activo mucho más novedoso y aunque tiene un futuro prometedor la oferta es mucho más restringida.